NUEVA YORK._ Rodolfo Carr, un hondureño que hace 40 años asesinó con un rifle de alta potencia al dominicano Carlos Matos y condenado por el crimen, luego de ser capturado tres décadas después del crimen, está reclamando que la corte revise su condena alegando que se le violó su derecho a tener un juicio rápido. Matos, tenía 14 años cuando el victimario le disparó en un parque de Boston después de una breve pelea el 5 de agosto de 1974.
El tribunal concedió la petición de los abogados del condenado y escuchará el viernes los argumentos de los defensores del centroamericano, apodado "Honduras" en el barrio Roxbury, escena del crimen.
Un primo de Matos de 12 años de edad, presenció el asesinato y advirtió a su pariente que el hondureño se disponía a ejecutarlo. El autor del homicidio huyó a Honduras y fue capturado 30 años después.
En 1997 fue arrestado, enjuiciado en el 2004 y declarado culpable.
Su abogado dice que los detectives de Indiana y Massachusetts son los responsables de que el hondureño no fuera enjuiciado entre 1974 y 1994, cuando los investigadores de Boston, supieron que Carr estaba en una prisión de Indiana bajo el nombre de Iván Santa.
El jurista Russell Sobelman que representa al hondureño dijo que ambos estados cometieron los errores y deben compensarlos durante la apelación.
La policía de esos estados, no dio un seguimiento correcto al caso, por lo que el juicio se demoró. Los fiscales respondieron diciendo que el culpable es el sentenciado porque huyó de Boston después de asesinar a Matos.
"Nuestra posición es la de que el uso de todos los apodos que utilizó, es una prueba más de su intención de no ser identificado", añaden los fiscales en Boston.
"El asesino no debe beneficiarse de esa situación", dijo el portavoz del Fiscal del Condado Suffolk (Boston) Dan Conley.
La uniformada de Boston envió una orden de arresto a Indiana en septiembre de 1974 después de ser informada que Carr había sido detenido por delitos no relacionados allí. En 1975, el hondureño fue absuelto de las acusaciones y puesto en libertad, aunque la orden de arresto de Boston debió haber servido como una justificación para que siguiera detenido.
El presunto asesino permaneció en el Medio Oeste de Estados Unidos con varios apodos, logrando evadir la justicia. El abogado de Carr también argumenta que gran parte de las evidencias se perdieron en Boston.
También arguye que el juez se equivocó al negar fondos para que la defensa contratara un experto para que cuestionara la fiabilidad de identificación de testigos que señalaron a Carr como el asesino.
"Mi defendido no podía permitirse el lujo de contratar a su propio experto", agregó el abogado del hondureño.
Insistió en que hay un montón de razones psicológicas y científicas para que la identificación de alguien arrestado 20 o 30 años más tarde, sea confiable. "No sólo es difícil, sino tal vez imposible."
Arguye que un experto pudo haberle explicado eso al jurado que declaró culpable a Carr. Los fiscales sostienen que varias personas que conocían muy bien al condenado, lo señalaron como el tirador y que no fue un solo testigo.
Autor: Miguel Cruz Tejada
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